UNIDAD I: Sensibilidad y formas de sensibilidad

       La sensibilidad es la conciencia (vivencia) de sí mismo y del mundo, de tal modo que acogemos la realidad en todo su ser, valor y sentido. Vamos por parte:

       No es lo mismo nuestra sensibilidad humana que nuestra capacidad sensorial: Nuestro sistema nervioso nos pone en contacto con todo aquello que nos rodea – en un espacio y momento presentes- provocándonos sensaciones visuales (derivadas de vibraciones electromagnéticas), auditivas (derivadas de vibraciones del aire), olfativas y gustativas (derivadas de estímulos químicos), táctiles (derivadas de estímulos mecánicos), térmicas (derivadas de la relación entre el calor que produce el metabolismo del cuerpo y el que disipa hacia el entorno), kinestésicas  (derivadas de una especie de lógica del equilibrio y postura corporal, en relación con el espacio y tiempo, peso y tensión y transmitidas al cerebro por nervios receptores que se sitúan en músculos, articulaciones y tendones).

       Claramente, la capacidad sensorial no determina la sensibilidad humana.  La capacidad sensorial es propia de todo ser vivo; por supuestos que en unos está más desarrolladas que en otros.  Si comparamos algunas de nuestras capacidades sensoriales con las del perro, podemos decir:

        El perro posee entre 230 y 300 millones de células olfativas; el hombre entre 4 y 5 millones.  Así, un perro es capaz de rastrear a una persona, después de muchas horas y percibir su olor desde 600 metros de distancia. Es mucho más desarrollado que el humano lo que les permite localizar con precisión emisiones sónicas en la oscuridad.  Respecto la audición, el umbral de frecuencia audible del perro se ubica entre los 35,000 Hz (rango denominado ultrasónico) y llega hasta los 100,000 Hz, mientras que el humano varía entre los 16,000 Hz y 20,000 Hz.   Sin embargo, quien hace del olor una fábrica de sensaciones y del sonido un arte, es el ser humano.

       No es lo mismo nuestra sensibilidad humana que nuestra capacidad perceptiva: Vamos a llamar percepción humana a esa capacidad que nos permite elaborar e interpretar las sensaciones, dándoles un significado importante para nuestra subsistencia: Ese sabor, olor y temperatura es percibido, por ejemplo, como “helado de pasas al ron con chocolate”,  ese olor es percibido como “olor a mar”, “papas fritas”, “gas butano”; ese sonido es percibido como el rugido de un león o un tren…  Percepción y memoria, más estrategias de instrucción, darán lugar a personas instruidas o eruditas que, al igual que diccionarios, enciclopedias y redes de información, podrán almacenar y repetir datos, fórmulas, estrategias.  Así, el inventor y fabricante de la bomba atómica, fue una persona muy instruida pero de una gran insensibilidad.  Opuestamente, Beethoven….


        Mientras en el diccionario y en sólo instruidos se acumulan palabras, datos, fechas, fórmulas, frases con su significado universal y abstracto, el alma sensible acoge el valor y sentido que cada realidad tiene en el  Universo y para cada uno de nosotros.  Un ejemplo clarificador: El diccionario etimológico nos aclarará que la palabra avión tienen un origen francés “avión” y éste es, a su vez, una forma aumentativa del latín avis, ave.  Por su parte, la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) definirá avión como “Aerodino propulsado por motor, que debe su sustentación en vuelo principalmente a reacciones aerodinámicas ejercidas sobre superficies que permanecen fijas en determinadas condiciones de vuelo”  Cuando en la obra de Saint Exupery, el Principito pregunta al aviador “¿Qué cosa es esa?” Éste responde “Eso no es una cosa. Eso vuela. Es un avión, mi avión.”  Así es: El aviador se mueve sensiblemente y reprocha al Principito: “Eso no es una cosa” y luego remarca es “mi avión”  Así,  capta el sentido que tiene en su vida: le permite volar y el vuelo para Saint Exupery implica inspiración, libertad, realización: Ya no se trata de un concepto abstracto de avión: es su avión, único en el Universo: vinculado con la historia única de su vida; prolongación de sus potencialidades; por ello lo cuida… Y el Principito aprenderá a crear vínculos; y captará el sentido único del zorro y de la rosa:  

“El principito fue a ver nuevamente a las rosas: - Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.
Y las rosas estaban muy incómodas.
- Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. – No se puede morir por ustedes. Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mí rosa.
En los próximos vídeos Saint Exupery  muestra la insensibilidad de los adultos, prisioneros de las cosas, de lo visible sin más, de los significados memorizados y vacíos de lo importante: el sentido.

                La misma idea trata de expresar el film “El gran pez”, “Amelie”, “Descubriendo el país de nunca jamás”, “Chocolat”


   Si la sensibilidad es la concienciación (vivencia) de sí mismo y del mundo, de tal modo que seamos capaces de acoger la realidad en todo su ser, valor y sentido.  Educar la sensibilidad implica que debemos ser capaces de crear situaciones que insten a:
1.       Educar el amor
2.       Educar la imaginación
3.       Educar la fantasía
4.       Educar el asombro
5.       Educar la conciencia de sí mismo
6.       Educar la capacidad de encuentro
7.       Educar el entendimiento o conciencia de verdad  y sentido
8.       Educar la conciencia moral o vivencias del bien
9.       Educar la conciencia estética o vivencias de a belleza
                Quien educa su sensibilidad, se educa como persona, desde su ser esencial; por lo tanto, su educación será integral lo que se reflejará en una sensibilidad afectiva, estética, moral, histórica, social (interpersonal, familiar, ciudadana), religiosa. 

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